Rosa Montesa. Gestión del tiempo
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¿Por dónde empezar?

¡Yo no sé por dónde empezar! ¿Y tú?

¿Te ha pasado esto alguna  vez?

A veces no te sientes dueño de tu propio tiempo. En ocasiones te dejas llevar por las vacaciones, las fiestas, y hasta incluso por la salud. En otras, tu tiempo pasa a tener otros propietarios.

Llevo ya unas semanas así, me dejo llevar por la corriente, al final  me quedo con unas pocas migajas de mi tiempo. No lo entiendo, al final, yo soy la dueña de mi propio tiempo, debería quedarme con lo mejor. Pues no, lo hago fatal, para mí quedan los restos…

¡Cómo envidio a esos expertos que dan lecciones sobre este tema! Me gustaría saber cómo lo hacen, cómo superan los imprevistos y la salud.

Hoy es un domingo de enero por la tarde, estoy programando la semana. Prometo hacer caso de los consejos. Ya veremos si soy capaz de cumplir con todo.

Si estás leyendo esto, te deseo:

¡Feliz semana!

¡Que el trabajo te sea propicio!

¡Que cierres el trimestre, el año y todas esas lindeces!

Y más que nada, te deseo ¡Que la salud te acompañe!

Rosa Montesa. El tiempo, el trabajo y la organización

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Mi zona de confort, qué tontería
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¿Qué tontería es eso de salir de la zona de confort?

Nos venden las maravillas de salir de nuestra zona de confort, y encontrar esa «zona mágica». Los gurús, los expertos, los consultores, millones de vídeos en YouTube, y por supuesto, los bancos y las empresas que quieren que nos arriesguemos por ellos.

Pero ¿qué tontería es esa? Si puedes desarrollarte en una zona segura ¿qué sentido tiene arriesgar?. No soy la única en el mundo que lo piensa, el otro día lo decía mi amigo Sebastian, y me reconfortó muchísimo. Por fin, alguien se atrevía a decir públicamente lo que yo pensaba: que en nuestra zona de confort se puede disfrutar muchísimo, tenemos mucho por hacer,  y se puede mejorar, sin necesidad de hacer aquello que no te resulta cómodo.

¿Qué es la zona de confort?

En el vídeo «Te atreves a soñar» que hay enlazado más abajo, Zona de confort es:

«La zona en la que te encuentras cuando estás en un entorno que dominas, en esa zona las cosas te resultan conocidas (sean agradables o no…).  Nuestras habilidades, nuestros conocimientos, nuestras actitudes y nuestros comportamientos, también forman parte de nuestra zona de confort. Alrededor de la zona de confort, está la zona de aprendizaje, es aquella a la que sales para ampliar tu visión del mundo. Es la zona donde observar, experimentar, comparar, aprender.. hay personas a las que esto les apasiona, a otra les asusta. Más allá está la zona de pánico, o no experiencia. Dicen que esta zona es la zona mágica, la de los grandes retos…»

Me gusta este vídeo, y me atrevo a soñar, claro que sí. Pero mis sueños no pasan por correr riesgos, intento ir despacio y con paso seguro. Hasta incluso, disfruto de las cosas que no son agradables y suceden en mi zona de confort.

No tiene sentido sentirse inseguro,  es mucho mejor hacer las cosas que sabes hacer. No soy partidaria de quedarse estancado, pero tampoco es necesario lanzarse al vacio ¿no?.

Disfruto en la zona de aprendizaje, y después siempre vuelvo a mi zona de confort.

¿Qué hay de malo en no querer hacer cosas para las que no estás preparado?. Yo no deseo tirarme en paracaídas para aterrizar en un lugar que no es el mío y que desconozco. Y si alguna vez tuviera ganas de hacerlo, primero me prepararía tan fondo en mi zona de confort, entrenaría y estudiaría tanto el lugar al que quiero llegar, que seguramente lo haría llegar a mi zona de confort, tranquilamente y sin necesidad de arriesgar la vida, y lanzarme desde las alturas.

Es como  pedir un préstamo  para comprarse un castillo o un coche (que tampoco se puede mantener). Mejor aprender a vivir con lo que se tiene,  disfrutar con aquello que nos podemos permitir, y ser felices con las personas y las cosas que están en nuestra zona de confort. Ya se encargarán los bancos, las constructoras o los fabricantes de coches de convencernos de que nuestra vida será mágica si nos hipotecamos por ellos. Por desgracia, lo consiguen con muchos de nosotros.

Mi zona mágica es el lugar dónde no estoy estresada, dónde soy capaz de alcanzar mis objetivos poco a poco. Ir ampliando el territorio de las cosas conocidas, y volver siempre a mi lugar seguro y descansar.

Como dicen en el vídeo, yo me atrevo a soñar. No sé cómo será mi futuro, pero sí sé que no quiero sufrir por hacer cosas para las que no me he preparado o desconozco.

A los autores del vídeo les digo que «muchas gracias por el consejo», lo he intentado, y no me ha gustado.

Me quedo con aquello que conozco,  con mi zona de confort, salgo de ella para entrar en la maravillosa zona de aprendizaje, pero dejo la zona de pánico, esa que llaman mágica,  para los aventureros.

Yo les esperaré tranquilamente en casa, cuando vengan,  ya me contarán cómo les ha ido en esa aventura…

Al final, casi todos ellos vuelven… Es el mejor lugar.

Mi zona de confort, qué tontería!!!

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Hoy será un gran día

Hoy será un gran día

¡Hoy será un gran día!

Disfruta antes de que se lo lleve el tiempo

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«Hoy será un gran día, disfruta antes de que se lo lleve el tiempo»

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No necesitas más tiempo, lo que necesitas es tomar una decisión

¡No necesitas más tiempo, lo que necesitas es tomar una decisión!

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¡No necesitas más tiempo, lo que necesitas es tomar una decisión!

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Pau, Cris y Rosa en CoworkingValencia
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«No pierdas el foco de tus objetivos… no estaba planificado y puede esperar»

Cada mañana haz una lista con las cosas que debes hacer durante el día, pero HAZLAS

Esto lo publique hace 20 días, no aprendo!!

Ayer no pude cumplir conmigo misma, no realicé las tareas previstas del día, ni escribí el post diario, ni cumplí con algunos compromisos que tenía pendientes. Soy experta en desviarme del camino. Por la noche, envié a mi socio un email diciendo que lamentaba no haber podido cumplir con el trabajo previsto, había tenido otras obligaciones. Además,  me había surgido algo inesperado en nuestro proyecto, debía apagar ese incendio. Se suponía que hoy trabajaría de bombero. Su respuesta a mi mensaje fue:

«No pierdas el foco de tus objetivos, esto no estaba planificado y puede esperar»

Envidio a la gente que es capaz de no perder el foco. No sé ser dueña de mi tiempo. Soy de despiste fácil.

Hoy la cosa no ha sido mejor. La previsión de hacer de bombero, y apagar el fuego de hoy, no la he cumplido. He comenzado con mal pie,  tocaba tramitar los duplicados de la documentación que me robaron hace unas semanas. Esto me ha llevado varias horas. A la vuelta al trabajo, he tenido una visita inesperada, Cris Santamarina ha pasado por CoworkingValencia. Es una Coworker «del mundo». No puedo evitar decir que he disfrutado «perdiendo el foco», charlar con  Cris y con Pau ha sido estupendo. Para poner la guinda, al final de la mañana ha venido Juan F. Moro, otro amigo con el que tenía que hablar de temas de trabajo. Resumen: mañana fuera de foco por completo.

La tarde ha sido absorbida por asuntos personales y de familia, tampoco estaba planificado, pero algunas obligaciones están por delante de los objetivos que te planteas en el trabajo.

Al acabar la jornada, me planteo: ¿qué hehecho con la lista de cosas que debía haber hecho hoy? ¿he apagado el incendio?. Las respuestas son pésimas:  no he hecho prácticamente nada de lo que había en la lista, no he apagado el incendio, y me dejo muchas tareas acumuladas pendientes para mañana… ¡Qué desastre!

Me siento mal por no haber cumplido con lo que tenía planificado. Para un ser racional, esto es un desastre absoluto. Pero yo no soy racional. He de confesar que una parte de mi se siente bien, por la mañana he resuelto un problema que me tenía agobiada. He podido hablar de temas interesantes (y de trabajo) con amigos, y esta tarde me he sentido querida por la gente de mi entorno. Estar disponible para los que te quieren, no tiene precio.  Aún así, me siento culpable.

¿Qué tal son tus días? Si eres capaz de no perder el foco: ¡felicidades!, ya me contarás cuál es tu secreto.

¡Mañana será otro día!

Pau, Cris y Rosa en CoworkingValencia

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¡Deja de hablar y ponte a trabajar!

DEJA DE HABLAR Y PONTE A TRABAJAR

¡Qué fácil era cuando me decían lo que tenía que hacer!, pero eso ya es historia. Siempre me he considerado bastante creativa, tenía un trabajo que me «mataba la creatividad», pero aún así, era capaz de hacer lo posible por que floreciera.

Ahora que ya no hay un jefe ni una empresa que imponga sus normas, ni unos clientes caídos del cielo… Cuando realmente he de ser creativa, y buscar nuevas maneras de ganarme el pan, quisiera ser yo la que matase mi creatividad. Muchas veces se me pasa el tiempo en pensar, en idear nuevas maneras de hacer cosas, en hablar con personas para que me den su opinión… Cuando lo que realmente debería estar haciendo es dejarme de tonterías, arremangarme, e ir a la búsqueda de clientes que quieran mi producto. Pero no un producto cualquiera, sino uno que ellos deseen tanto, que me quieran dar un abrazo por darles lo que estaban buscando. En eso debería poner todas mis energías, poner el foco y cumplir estos objetivos.

Cuando veo a personas que hablan de sus proyectos, que están en las nubes haciendo hipótesis de lo que puede suceder cuando tengan ese producto terminado, o cuando su empresa esté consolidada, pero que no ejecutan, me pregunto si seré una de esas.

Hoy ha sido un día nefasto, me había propuesto hacer cosas que no he terminado. Intento recapitular, ver lo que he hecho, y me doy cuenta de que me voy por los Cerros de Úbeda.

Así que voy a dejar de hablar y me pongo a trabajar.

Si eres de las personas a las que jamás le sucede esto, te doy la enhorabuena. Ya me contarás cómo lo haces y me darás consejos.

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Dinero del futuro
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Cuando parece que todo va mal…

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Me propuse tener una cita diaria con el blog, y nada más empezar, ya estoy  incumpliendo conmigo misma.

No puedo echar las culpas a nadie, yo solita consigo que las cosas no funcionen como deberían.

Comencé por devorar mi primer día de vacaciones con ansia. Deseaba tanto hacer mi paseo por la orilla de la playa, que me sentó fatal. El viento me provocó un intenso dolor de cabeza y de oído, que me dejó fuera de juego.

Para continuar, mi falta de dedicación a Learners Passport,  el proyecto en el que
estoy trabajando, me ha pasado la factura esperada.  Debo pagar 500€Acepté integrar la «gamification» en nuestra productividad, y ahora no me quedará más remedio que acatar las consecuencias.

Otro pecado que he cometido estos días es comer más de lo habitual, ahora tendré que compensar los excesos.

He de empezar a hacer la liquidación del primer trimestre, Hacienda y el IVA me van a castigar por trabajar. No sé si me da más miedo pensar en lo que he de pagar o en hacer la cuenta de resultados de ingresos y gastos, y descubrir que no será como esperaba.

Por si eso no fuera suficiente, no sé si he perdido o me han robado la cartera con toda la documentación, tarjetas de crédito, dinero, etc. He revuelto cada milímetro donde he estado los últimos días, pero he de rendirme ante la evidencia: mi pequeño tesoro ya no está conmigo. Horas haciendo las llamadas de teléfono y hablando con estúpidos contestadores robotizados, y la mala leche que te entra cuando piensas que alguien puede hacer un mal uso de tu identidad, no quiero ni seguir pensando….

La primavera es una época preciosa, pero que nos lo digan a los alérgicos a los pólenes de esta estación. Los ojos llorosos, picor de nariz, cabeza embotada… Además, a las mujeres las hormonas se nos alteran de un modo especial.

Me digo a mí misma que todo va mal, soy pesimista por un tiempo razonable. Entonces, reflexiono y pienso que no puedo permitirme pensar así. Es un día de primavera precioso, tengo una estupenda salud, solo hay que esperar que las medicinas tengan el efecto esperado, el dinero y las tarjetas perdidas se resolverán,  y negociaré mis deudas con la grasa, la productividad y Hacienda…

Lo peor de todo, es el tiempo que he perdido lamentándome. Hay que seguir adelante sin dar más vueltas a lo que no tiene solución.

Cuando parece que todo va mal, es porque va de maravilla, la vida es así…

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