No más botellas No more bottles recicladocreativo
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Tal vez, dentro de unos años, sienta vergüenza…

Si, lo reconozco, soy adicta. Dicen que el primer paso para resolver el problema de una adicción, es reconocerla.  Por eso comparto aquí este vicio, o enfermedad, o como se quiera llamar a este consumo irracional que me tiene tan enganchada.

No más botellas No more bottles recicladocreativo

Soy bebedora compulsiva de agua. Me gusta pegar grandes tragos, llenarme la boca, y notar su frescura al pasar por mi garganta. Mi cuerpo lo pide, y siento mono cuando me falta.

No más botellas No more bottles recicladocreativo

Mi afición al H2O es la razón por la que me he convertido en una adicta a las botellas de plástico. La mayor parte del agua que bebo está embotellada. En el supermercado miro las etiquetas de las botellas, intentando escoger el agua del manantial más exótico. Pero reconozco que, casi siempre, es la la forma de la botella o su color lo que me hace tomar la decisión.

Los bebedores de agua embotellada se conforman con tirar las botellas de plástico a los contenedores oportunos. No sienten ningún tipo de culpabilidad. Piensan que tirando las botellas al contenedor amarillo, el problema de este exagerado consumo está resuelto. En lugar de confesarse y rezar unas cuantas oraciones, se hace un peregrinaje al contenedor para enmendar el mal cometido. Yo no puedo, me siento culpable. Me duele tirarlas. Las guardo, y eso me está provocando otro problema. Tengo una especie de síndrome de Diógenes, almaceno las que más me gustan. Veo algo más que simples botellas, intuyo otros objetos. Es como si las botellas me dijeran que haga algo creativo con ellas, que les proporcione otra vida mejor.

Lámparas con botellas de plástico

Algunas ciudades de EEUU están tomando conciencia del despilfarro que supone beber dos tragos de una diminuta botella. En San Francisco ya se prohíbe el uso de estos envases. Tal vez, vivir en California podría ayudarme a frenar mi adicción, pero no está dentro de mis posibilidades económicas. En mi opinión, es muy razonable el posicionamiento de unas autoridades que se preocupan por la calidad del agua de las casas de sus ciudadanos, y que comprenden que un par de tragos no merecen un coste ecológico tan alto.

Aunque si he de ser honesta, me provoca ansiedad solamente pensar que no voy a poder ver botellas en las estanterías de los supermercados. Las botellas me inspiran, sé que puedo reciclar otros materiales, pero el plástico es especial para mí. Si en mi ciudad prohibieran el uso de botellas de plástico, mi síndrome de Diógenes aumentaría. Mejor si no lo pienso, mi corazón se altera. Entro en  conflicto entre el posicionamiento de las autoridades de San Francisco, los movimientos antibotellas de plástico,  y mi pasión por reciclar.

Algunos creen que, dentro de algunos años, las imágenes de personas bebiendo agua de minibotellines nos parecerá tan extraña como ver a una mujer embarazada fumando.

 

No más botellas No more bottles recicladocreativo

Si, tal vez sea posible. No nos estamos dando cuenta de lo ridículo que es tener una mesa llena de botellitas de agua, cuando con una jarra y unos vasos, cubriríamos nuestras necesidades, y no consumiríamos tanto plástico.

No más botellas No more bottles recicladocreativo

Ayer se estrenó una serie de televisión en la que aparecen personas como Flipy, Ana Morgade o Pepe Viyuela, ellos no lo saben, pero en mi casa son como de la familia. Al acabar el capítulo, mostraron imágenes de cómo se hizo la serie. No podía creer lo que vieron mis ojos, decenas de botellines en el centro de la mesa de trabajo. Rodaron en un pueblo, estoy segura que el agua de la fuente debía ser buenísima, pero bebían agua embotellada.

A ellos tres no les pediría que bebieran en botijo (que tampoco hubiera sido mala idea, pero entiendo que no todos saben beber del chorro), pero me gustaría preguntarles si eran conscientes del inmenso desperdicio que tenían en la mesa, si no se sienten responsables de malgastar tantos recursos de la naturaleza para pegar un par de tragos de una botella tan pequeña.

Por suerte o por desgracia, hechos como éste hacen que miles de personas crean que abusar de botellas de plástico es lo natural. Si ellos lo hacen, nosotros también. Total, luego nos damos un paseo hasta llegar al contenedor, y problema resuelto.

 

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