Si esperas un post sobre ventas, no sigas leyendo. Este artículo es una reflexión sobre un ejercicio de clase de un curso que estoy siguiendo sobre Creatividad, Innovación y Cambio #cicmooc . Parte del mismo es compartir, así que aprovecho la ventana de mi blog personal para ello.
El ejercicio se llama Junkyard Wars (no me pidas que lo traduzca). El Profesor Jack V. Matson nos ha propuesto el siguiente reto:
«La tarea de clase consiste en transformar la «basura» de la papelera, del garaje, o de donde podamos encontrarla, para posteriormente diseñar y construir un «objeto» único por su belleza y utilidad con el fin de que otros puedan comprarlo y disfrutarlo. Nuestro mercado será CIC (el curso). Hay que adentrarse en el espíritu emprendedor y vender nuestras ideas»
Tenía otros ejercicios para escoger, y hacer mi reflexión, pero este me resultaba el más atractivo, y aparentemente sencillo. Si hay algo que me motiva y apasiona, es reciclar. Desde siempre me ha gustado sacar partido a aquellas cosas que los demás desechan. Llevo un par de meses con un proyecto personal que va de eso: «Reciclado Creativo«, el ejercicio me estaba gritando: ¡escógeme!. Tuve la tentación de hacer el camino fácil, tomar uno de los objetos que ya llevo realizados, y tal vez, promocionar mi nueva tienda de Etsy. Pero hubiera hecho trampas, eso nunca merece la pena, y menos cuando se está aprendiendo. Aunque reconozco que no hubiera estado nada mal vender mis pendientes realizados reciclando cápsulas de café.
Con una semana de retraso, me puse manos a la obra. Empecé a buscar entre la basura y los trastos. Me quedé con el contenedor del plástico. La propuesta era hacer algo bello, útil y que se pudiera vender. Las ideas llegaron pronto, luego de algunos dibujos, algunas pruebas, y algunos errores (no tenía tiempo de hacer cosas complicadas), me puse manos a la obra, el problema es que con el material preparado sobre la mesa, la mente ya había volado, por ideas no será!. Pero no podía, ni quería, quedarme solo con un objeto, Me limité a tres, y que fueran sencillos de ejecución. El tiempo es oro, y además alguno podía fallar!
El primer objeto es el resultado de reciclar dos botellas de plástico. Se trata de una lámpara ideal para el exterior, y ¡sin complicaciones eléctricas!
Bonita ¿no? ¡Ya la he puesto en el patio de la oficina!
Los otros dos objetos son el resultado de reciclar los botes de las pelotas de tenis. Esto daba para mucho juego. Son unos contenedores estupendos que la gente tira a la basura sin pensar la cantidad de usos que pueden tener, sin necesidad de hacer nada más. La primera opción no la tuve que pensar demasiado, tenía un montón de bolsas de plástico que guardar, un desastre que ordenar y clasificar. La siguiente tampoco era complicada, tenía las pequeñas herramientas de trabajo sobre la mesa (tijeras, punzones, cortadores, etc.) herramientas pequeñas, que tienen filos y puntas peligrosas y no se pueden dejar sueltas en un cajón. Estos son los resultados:
Vaya, ¿sigues leyendo? Debes ser un compañero del curso. Y tampoco creo que haya muchos de ellos que lo lean. ¡Casi todos hablan inglés!
Gracias por seguir interesado en lo que realmente importa de este artículo: mis reflexiones
- Con este ejercicio he mejorado mi comprensión del proceso creativo personal
- Al realizarlo, me he sentido comprometida con unos resultados. Durante la primera fase me sentí eufórica planificando y haciendo cosas, pero durante la fase de comercializar y vender no he obtenido, ni creo que obtenga resultados.
- Lo aprendido lo puedo aplicar fuera del ámbito del curso, es una lección que va más allá de crear objetos, o de venderlos.
- Soy capaz de crear objetos nuevos, bellos y útiles, pero eso no es suficiente si esos resultados no son deseados (y comprados) por los demás, el esfuerzo sirve de bien poco.
- Aunque decidiera venderlos, el precio sería demasiado alto. La materia prima es barata, pero el tiempo dedicado, aunque haya intentado que fuera el mínimo posible, hace que los objetos sean demasiado caros para ser vendidos. El mercado es mundial, los portes se comerían cualquier beneficio.
- Siempre hago las cosas que aparentemente me resultan más sencillas, creyendo que las haré bien. Pero luego son las más complicadas
- No me sirve el «mal de muchos, consuelo de….». He visto los resultados de otros compañeros, y creo que una gran mayoría hemos fallado en lo mismo. Y eso que son los buenos, los aplicados, esos que han compartido y han mostrado sus proyectos. Incluso han puesto precios y creen que van a venderlos. Debe ser que somos muchos y no he llegado a ver ninguno interesante. Seguro que debe haber alguno ¿No?. Por el momento, no compraría NADA de lo que han mostrado. Fallamos en el diseño, en la comunicación, en la comercialización, en las ventas… No es que me guste ser desagradable, es que con este post me gustaría que alguien intentase venderme su mejor objeto salido de chatarra o basura.
- Según las indicaciones del inicio del curso, lo empecé como una «exploradora», pero creo que lo acabaré como una «aventurera».
- Siempre dejo las cosas para el último momento, he llegado por los pelos a la entrega de este ejercicio.
- Aprender es un camino que nunca se acaba…