Instrumentos reciclados de la orquesta de Cateura
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Otro propósito para el Año Nuevo: Devolver Tesoros

Dentro de la lista de propósitos para el Año Nuevo, esta vez he añadido uno muy especial:

Devolver tesoros

Esta decisión la tomé al asistir a un concierto de la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura. Según palabras de su director, Favio Chávez:

«El mundo nos envía basura y nosotros le devolvemos música»

Hace tiempo que sigo el proyecto de Favio. Trabaja en el vertedero de Cateura (Asunción, Paraguay). Con instrumentos musicales fabricados a partir de basura, consigue proporcionar educación musical a de cientos de niños. Y ya sabemos que la música siempre tiene buenos acompañamientos: el tesón, la pasión, la constancia, el respeto, incluso las matemáticas…

Instrumentos reciclados de la orquesta de Cateura

Soy una admiradora de lo que ha conseguido hacer gracias a la basura, al reciclado, y a la música. Él dice que nos devuelve música, pero lo que realmente devuelve es un tesoro impagable. Lo importante es lo que consigue hacer con los chavales, la música es solamente lo que escuchamos y lo que vemos los que no vivimos en Cateura.

Instrumentos reciclados de la orquesta de Cateura

Durante el concierto, mientras escuchaba la música que brotaba de esa «basura»,  pensaba en el valor que tienen para estos chavales los instrumentos realizados con basura reciclada. Son objetos que no pueden comprarse, ni venderse, no sirven para empeñarlos, solo sirven para aprender y para sacar la música que hay dentro de ellos. Su precio en «monedas» no es comparable al valor que tienen en la educación y en la vida de niños abandonados a su suerte, y eso es una auténtica fortuna.

Intento ver tesoros donde otros ven solamente basura. Reconozco que en ocasiones me cuesta mucho esfuerzo. Para mí es como si se tratase de música o de un deporte, he de ensayar y entrenar constantemente. Practico siempre que puedo, y luego lo comparto con los demás. Pero se queda en objetos tangibles. Quisiera ir más allá, devolver tesoros reales. Lo que ha conseguido Favio me parece un sueño inalcanzable.

Dentro de 12 meses, cuando piense en lo que he hecho durante este año, releeré estas palabras y me preguntaré si habré sido capaz de devolver algún tesoro al mundo. Eso, más que un propósito, es un sueño.

 

 

Si quieres saber más del proyecto, puedes ver estos vídeos:

En España, Ecoembes ha iniciado un proyecto similar inspirado en el sueño de Favio:

Y tú ¿tienes algún sueño para el año nuevo?

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Felicidades Rosa has hecho tu primera venta estás vendiendo con Etsy. The Reuse Factory
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Cuando no buscas algo, entonces viene solo… ¡Gracias Alison! ¡Gracias Etsy!

Las cosas suceden caprichosamente. Cuando no las buscas, aparecen… Cuando no paras de buscarlas, no las encuentras. ¡Como las llaves del coche!

Llevo una semana de sorpresa en sorpresa. Cada día me ha traído una. Me gustaría compartir todas, eso hincharía mi ego y me pondría como el muñeco de Michelín. Pero me temo que ese sentimiento tonto de orgullo, no lleva a ningún sitio. Salvo a pegarse un buen golpe contra un muro.

No digo que no me importen los titulitos, ni los premios, ni la gente que me mira, etc… En el fondo, me hace sentirme bien. No lo puedo evitar. Pero todas estas cosas son humo y paja.

Hay otras sorpresas que sí merecen ser compartidas. Que no son volátiles. Son reales.

Estoy en una fase de aprendizaje, me he propuesto CREAR objetos. Es algo que ha estado siempre dentro de mí y ahora quiero sacar a flote.  No tengo nada claro que quiera dedicarme a vender objetos realizados a mano, Disfruto del momento creativo, esa parte «anestesiada» durante muchos años,  está despertando, debo estudiar el modo en el que quiero que mi pasión deje de ser un hobby. Hasta hace unos meses, lo aprendido se quedaba en mi mochila, no lo compartía, y los objetos los regalaba o se quedaban en la familia. Ahora grabo el proceso de creación y lo subo a YouTube, hago fotos, redacto algún texto para el blog y comparto en algunas redes sociales (Twitter, Facebook, Pinterest y algunas más)

Aún sabiendo que no quiero ofrecer objetos, sino talento creativo, debo aprender todo lo que pueda. Dentro de los muchos ejercicios y entrenamientos que debo hacer, decidí montar una pequeña tienda online en Etsy: The Reuse Factory, de ese modo, al mismo tiempo que compartía las cosas que hacía, podría  experimentar la sensación de que alguna persona en el mundo pagase por un objeto creado por mí.

Hace un par de días me llegó la primera venta, ¡desde Australia!. Maravillosa sorpresa que ha llegado sin buscarla.

Esto hay que celebrarlo. Una persona que ha buceado por internet, ha escaneado «mis cosas»,  ha sacado su tarjeta de crédito y ha comprado un objeto. Aunque no es lo que estoy buscando, me ha gustado muchísimo que exista Alison en el mundo .

¡Gracias Alison!

¡Esta va por tí!

Pendientes y collares realizados con filtros de cápsulas de café Dolce Gusto. Rosa Montesa

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Mi zona de confort, qué tontería
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¿Qué tontería es eso de salir de la zona de confort?

Nos venden las maravillas de salir de nuestra zona de confort, y encontrar esa «zona mágica». Los gurús, los expertos, los consultores, millones de vídeos en YouTube, y por supuesto, los bancos y las empresas que quieren que nos arriesguemos por ellos.

Pero ¿qué tontería es esa? Si puedes desarrollarte en una zona segura ¿qué sentido tiene arriesgar?. No soy la única en el mundo que lo piensa, el otro día lo decía mi amigo Sebastian, y me reconfortó muchísimo. Por fin, alguien se atrevía a decir públicamente lo que yo pensaba: que en nuestra zona de confort se puede disfrutar muchísimo, tenemos mucho por hacer,  y se puede mejorar, sin necesidad de hacer aquello que no te resulta cómodo.

¿Qué es la zona de confort?

En el vídeo «Te atreves a soñar» que hay enlazado más abajo, Zona de confort es:

«La zona en la que te encuentras cuando estás en un entorno que dominas, en esa zona las cosas te resultan conocidas (sean agradables o no…).  Nuestras habilidades, nuestros conocimientos, nuestras actitudes y nuestros comportamientos, también forman parte de nuestra zona de confort. Alrededor de la zona de confort, está la zona de aprendizaje, es aquella a la que sales para ampliar tu visión del mundo. Es la zona donde observar, experimentar, comparar, aprender.. hay personas a las que esto les apasiona, a otra les asusta. Más allá está la zona de pánico, o no experiencia. Dicen que esta zona es la zona mágica, la de los grandes retos…»

Me gusta este vídeo, y me atrevo a soñar, claro que sí. Pero mis sueños no pasan por correr riesgos, intento ir despacio y con paso seguro. Hasta incluso, disfruto de las cosas que no son agradables y suceden en mi zona de confort.

No tiene sentido sentirse inseguro,  es mucho mejor hacer las cosas que sabes hacer. No soy partidaria de quedarse estancado, pero tampoco es necesario lanzarse al vacio ¿no?.

Disfruto en la zona de aprendizaje, y después siempre vuelvo a mi zona de confort.

¿Qué hay de malo en no querer hacer cosas para las que no estás preparado?. Yo no deseo tirarme en paracaídas para aterrizar en un lugar que no es el mío y que desconozco. Y si alguna vez tuviera ganas de hacerlo, primero me prepararía tan fondo en mi zona de confort, entrenaría y estudiaría tanto el lugar al que quiero llegar, que seguramente lo haría llegar a mi zona de confort, tranquilamente y sin necesidad de arriesgar la vida, y lanzarme desde las alturas.

Es como  pedir un préstamo  para comprarse un castillo o un coche (que tampoco se puede mantener). Mejor aprender a vivir con lo que se tiene,  disfrutar con aquello que nos podemos permitir, y ser felices con las personas y las cosas que están en nuestra zona de confort. Ya se encargarán los bancos, las constructoras o los fabricantes de coches de convencernos de que nuestra vida será mágica si nos hipotecamos por ellos. Por desgracia, lo consiguen con muchos de nosotros.

Mi zona mágica es el lugar dónde no estoy estresada, dónde soy capaz de alcanzar mis objetivos poco a poco. Ir ampliando el territorio de las cosas conocidas, y volver siempre a mi lugar seguro y descansar.

Como dicen en el vídeo, yo me atrevo a soñar. No sé cómo será mi futuro, pero sí sé que no quiero sufrir por hacer cosas para las que no me he preparado o desconozco.

A los autores del vídeo les digo que «muchas gracias por el consejo», lo he intentado, y no me ha gustado.

Me quedo con aquello que conozco,  con mi zona de confort, salgo de ella para entrar en la maravillosa zona de aprendizaje, pero dejo la zona de pánico, esa que llaman mágica,  para los aventureros.

Yo les esperaré tranquilamente en casa, cuando vengan,  ya me contarán cómo les ha ido en esa aventura…

Al final, casi todos ellos vuelven… Es el mejor lugar.

Mi zona de confort, qué tontería!!!

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Rosa Montesa. Delante del ordenador
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¡Reclamo mi derecho a tener bajones de ánimo!

Llevo unos días muy triste. No debería tener motivos. Quiero ser optimista, el estado de ánimo se contagia. Si voy arrastrándome, en mi entorno todo se oscurece. Si tengo una actitud alegre, los que me rodean están más contentos. Pero estos días me está costando mucho ver el vaso medio lleno.

Está claro que, dependiendo del cristal con el que miro, las cosas pueden ser mejores o peores. Pero la realidad es que estos días tengo motivos para estar triste. ¡Reclamo mi derecho a estar desanimada!

Se me ha apagado una ilusión, los proyectos nunca salen como esperas. Esto lo asumo. Pero la Ley de Murphy se ha cebado conmigo esta semana. Cara a la galería, he de poner una sonrisa, pero no está siendo real. Es gracioso, en estas épocas de primavera, con la alergia,  mis ojos se ponen como si estuviera pelando una cebolla. Es la excusa perfecta cuando alguien me mira y me pregunta si me va todo bien. Yo contesto que es la maldita alergia a los pólenes. Pero la verdad, es una mezcla de alergia, cansancio, desánimo y tristeza.

Durante mi vida he sabido resolver situaciones complicadas, y una vez superadas, me he sentido feliz por haber sido capaz de salir adelante.  Pero en estos momentos me gustaría no tener que poner la sonrisa, dejarme llevar, desanimarme y estar triste. Pero sé que eso me puede llevar a un agujero negro en el que no quiero entrar.

Así que aunque reclame mi derecho a estar triste, NO ME LO PERMITO.

Delante del ordenador

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Dinero del futuro
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Cuando parece que todo va mal…

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Me propuse tener una cita diaria con el blog, y nada más empezar, ya estoy  incumpliendo conmigo misma.

No puedo echar las culpas a nadie, yo solita consigo que las cosas no funcionen como deberían.

Comencé por devorar mi primer día de vacaciones con ansia. Deseaba tanto hacer mi paseo por la orilla de la playa, que me sentó fatal. El viento me provocó un intenso dolor de cabeza y de oído, que me dejó fuera de juego.

Para continuar, mi falta de dedicación a Learners Passport,  el proyecto en el que
estoy trabajando, me ha pasado la factura esperada.  Debo pagar 500€Acepté integrar la «gamification» en nuestra productividad, y ahora no me quedará más remedio que acatar las consecuencias.

Otro pecado que he cometido estos días es comer más de lo habitual, ahora tendré que compensar los excesos.

He de empezar a hacer la liquidación del primer trimestre, Hacienda y el IVA me van a castigar por trabajar. No sé si me da más miedo pensar en lo que he de pagar o en hacer la cuenta de resultados de ingresos y gastos, y descubrir que no será como esperaba.

Por si eso no fuera suficiente, no sé si he perdido o me han robado la cartera con toda la documentación, tarjetas de crédito, dinero, etc. He revuelto cada milímetro donde he estado los últimos días, pero he de rendirme ante la evidencia: mi pequeño tesoro ya no está conmigo. Horas haciendo las llamadas de teléfono y hablando con estúpidos contestadores robotizados, y la mala leche que te entra cuando piensas que alguien puede hacer un mal uso de tu identidad, no quiero ni seguir pensando….

La primavera es una época preciosa, pero que nos lo digan a los alérgicos a los pólenes de esta estación. Los ojos llorosos, picor de nariz, cabeza embotada… Además, a las mujeres las hormonas se nos alteran de un modo especial.

Me digo a mí misma que todo va mal, soy pesimista por un tiempo razonable. Entonces, reflexiono y pienso que no puedo permitirme pensar así. Es un día de primavera precioso, tengo una estupenda salud, solo hay que esperar que las medicinas tengan el efecto esperado, el dinero y las tarjetas perdidas se resolverán,  y negociaré mis deudas con la grasa, la productividad y Hacienda…

Lo peor de todo, es el tiempo que he perdido lamentándome. Hay que seguir adelante sin dar más vueltas a lo que no tiene solución.

Cuando parece que todo va mal, es porque va de maravilla, la vida es así…

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