Los cuadernos de notas son una de mis asignaturas pendientes. Hasta hace algún tiempo utilizaba las agendas de papel, que a su vez me servían de cuaderno de notas. Durante los últimos años eran más bien lo segundo. El ordenador y el teléfono, con sus aplicaciones, han ganado la batalla.
Dentro de las «herramientas» que utilizo, nunca falla mi «libreta» de sobremesa, normalmente suele ser reciclada, es decir, las libretas que mis hijos descartan o no llegan a terminar de utilizar. Me parece un pecado tirar a la basura hojas de papel que todavía tienen mucha vida. Mi siguiente cuaderno, es uno pequeño, de gusanillo. Es la herencia de la agenda que ya no utilizo, pero que siempre necesito en el bolso. En esta libreta suelo apuntar casi todo lo que se me ocurre. Lo que tampoco falta, es un «minicuaderno», de tapas muy duras, con una goma elástica para cerrarlo y al que le añadí una memoria USB. Este también va siempre en mi bolso, es la libreta de los sueños.
Hago estas reflexiones sobre los cuadernos de notas, ya que el curso que estoy siguiendo, @design1o1, ha tratado de los Blocs de Notas.
Ver los cuadernos de Le Corbusier es impresionante, es cómo los cuadernos de viaje, o los de los biólogos, o los de algunos historiadores de hace muchísimos años. Ellos no disponían de ningún otro soporte. Eran pequeñas joyas para recordar lo que les interesaba, lo que no querían olvidar y sus inspiraciones. Pues yo he de decir que si vivieran hoy en día, irían con su cámara digital, o con su teléfono «smart» y utilizarían el tiempo en otras cosas. Es una pena, pero es así.
Es cierto, que las personas muy creativas necesitan un lugar para «apuntar» sus cosas, no importa si se trata de dibujantes, arquitectos, escritores, periodistas o cualquier otro tipo de personas que tienen una constancia creando. Muchos, por no decir casi todos, ya lo llevan casi todo en sus dispositivos.
Esta semana nos han hecho hacer una serie de ejercicios relacionados con los cuadernos de notas. Aunque reconozca que ha aprendido cosas, me ha parecido una semana poco productiva y menos creativa. El lunes tuvimos que ir a la búsqueda de agendas, explorar el mercado y ver lo que ofrecía. Nos sugerían que hiciéramos alguna foto y que tomásemos nota de nuestras reflexiones. Yo me dirigí a una gran papelería, cuando solicité permiso para hacer fotos, me dijeron que estaba prohibido. Así que cometí la primera ilegalidad de la semana. Tomé fotos a escondidas.
Mis reflexiones sobre la encuadernación, el papel, tamaños, etc… No la voy a hacer. Simplemente diré que esto es un «mercado» como cualquier otro. Me parece estúpido pagar lo que cuestan algunas de estas libretas. Lo realmente bueno, se puede apuntar o dibujar en cualquier soporte. Recuerdo a mi abuelo Juan, ahora creo que tendría unos 125 años. Murió casi a los 100. Recogía todos los papeles que los demás tiraban y escribía en ellos cuentos o hacía dibujos. Para él era un sacrilegio tirar aquellos envoltorios de chocolatinas!!! No necesitaba grandes alforjas para ser creativo.
Los siguientes ejercicios de la semana me los he saltado. No por falta de creatividad, sino por falta de utilidad. Aprovecho cualquier ocasión para reciclar objetos, hacer otros nuevos, entrenar mi creatividad y plasmarla en forma de vídeo y post para aprender. Vaya tontería de semana. Me niego a hacer un cuaderno para no utilizarlo. Además, para que sea útil, es necesario hacerlo con hojas en blanco. He visto los vídeos del curso, he leído lo que nos han mandado, pero no he sido participativa. No me gusta ser la oveja negra, me he decepcionado con el temario y las actividades de esta semana. Esperaba más.
Ellos nos «suspenden» los ejercicios todas las semanas. Pues yo he de decir que les pongo un «suspenso» esta semana. No me ha gustado nada. No he disfrutado de sus ejercicios. Solamente puedo decir que he aprendido un poquito. Nos dicen Have fun!, pues yo no me lo he pasado bien. Les pongo un 2, y soy generosa!!