Soy valenciana, en mi ciudad los petardos son habituales. Cualquier excusa es buena para que huela a pólvora. No importa la hora del día.
Esa afición deja una huella, no solamente sonora. Las calles se llenan de restos explotados. Nadie los recoge. Solamente los barrenderos se hacen cargo de estas montañas de basura reventada.
Estaba siguiendo un curso y necesitaba materia prima para realizar ejercicios sobre la percepción visual. Decidí salir a la calle para recuperar estos tesoros explotados. Los seleccioné, y comencé a trabajar.
Las bombetas son unos petardos para los más pequeños. Están hechos con papel de seda de colores.
Estas composiciones están realizadas en un soporte plano, blanco, tamaño A3.
Los mismos restos, según su disposición, generan resultados visuales diferentes.
El objetivo de estos ejercicios era crear diferentes composiciones en los que poder percibir la unidad, el peso, el equilibrio y el movimiento.
Pero no solamente estos restos de papel de seda fueron la fuente de inspiración. Mariposas, bombas de humo, salidas, alambres, tubos de cartón… Todo sirvió para llevar a cabo el objetivo.