¿Es posible dedicarse a algo de lo que jamás te jubilarías?
Me temo que la meta de la jubilación nunca debería ser tan importante como el camino. El final del recorrido puede sorprendernos antes de lo esperado.
No sé lo que pensarás, pero yo intento recorrer el camino disfrutando al máximo de las cosas buenas que me ofrece la vida, y no quiero jubilarme de ninguna de ellas.
Es cierto que hay obligaciones de las que me jubilaría hoy mismo. Pero el tipo de sociedad en el que nos ha tocado vivir lo complica mucho. Hay que ganar dinero para vivir. Es un círculo vicioso. Más ganas, más necesitas. Alimentas esta situación con más trabajo, para ganar más dinero, que desaparece con la misma rapidez que lo consigues.
Se supone que la jubilación llega cuando dejas de alimentar esa situación a base de trabajo que no te hace feliz, y entonces puedes vivir el círculo sin ese desagradable esfuerzo. Si eso es así, imagino que estos expertos que nos aconsejan que nos dediquemos a hacer lo que nos gusta, tendrán en cuenta que debe reportarnos beneficios para poder pagar las facturas ¿no?
Me gustaría ver a través de un agujerito a esos que lo predican a pleno pulmón. Decirlo tanto es un indicativo de la necesidad que ellos tienen para reforzar la afirmación. Cuando alguien llega a ese maravilloso punto, no necesita gritarlo. Sus ojos lo dicen todo.
Yo lo estoy intentando, y he de decirte que la tarea no me está resultando nada sencilla. La parte visible es muy bonita, empiezas a ver algunos brotes, pero lo que no se ve es muy duro. Me faltan horas, todavía no me reporta beneficios, y he de abandonar otras obligaciones para poder conseguir este objetivo. Me encuentro en situaciones en las que no sé la dirección que debería tomar, en momentos de soledad difíciles de compartir, horas y horas aprendiendo a hacer cosas que otros saben hacer de un modo casi innato.
Cuando tienes casi medio siglo, y decides dar un giro a tu vida, tienes lecciones aprendidas, pero también muchos vicios adquiridos y una inmensidad de cosas que aprender.
Entonces me gustaría tirar la toalla, la vida son dos días y hay que disfrutarlos. No merece la pena sufrir, es mejor continuar y tirar hacia delante con un trabajo sencillo del que querré jubilarme. Pero vuelvo a reflexionar, me digo a mí misma que el esfuerzo y la constancia son necesarios para llegar a la meta.
Me quedan unos cuantos años para poder decir que me dedico, y me he dedicado, a algo de lo que jamás me jubilaría. Por el momento solo puedo decir que no me jubilaré jamás de las cosas buenas de la vida. Y que ojalá mi trabajo fuera la dedicación de la que no me jubilaría jamás…
¿Y tú?
¿Te dedicas a algo de lo que jamás te jubilarías?
Si la respuesta es afirmativa: ¡Muchas felicidades! Cuéntame cómo lo has conseguido.
Si la respuesta es negativa: Tranquilo, no estás solo. Somos mayoría